El Hobbit: La desolación de Smaug por Zopo
Ya está en las pantallas de todo el mundo la segunda entrega
de la trilogía de El Hobbit, dirigida nuevamente por Peter Jackson y basada en
la obra del mismo nombre, escrita por
J.R.R. Tolkien. El Hobbit Bilbo Bolsón (Martin Freeman), el mago Gandalf (Ian McKellen) y su grupo de
enanos proseguirán su camino repleto de peligrosas aventuras que les pondrán a
prueba una vez más.

El film comienza justamente donde se quedo la anterior
entrega, con el grupo protagonista huyendo de los orcos que quieren
darles caza, teniendo además que despedirse de la ayuda de
Gandalf, que
paralelamente emprenderá la búsqueda en solitario del verdadero mal que bajo la
sombra intenta impedir que cumplan su objetivo. Mientras tanto
Bilbo y la
comanda de enanos alcanzaran finalmente su objetivo, llegar a la montaña de
Erebor, donde les espera el temido dragón
Smaug.
En primer punto del que es inevitable hablar al analizar una
película basada en una obra literaria, es por supuesto en sus similitudes con
su versión en papel, si en la anterior entrega ya se pudieron observar notorias
diferencias, esta vez se incrementan hasta casi encontrarnos tan solo con
parecidos anecdóticos, que se limitan casi en exclusiva al desarrollo general,
es decir, se basa en el libro para seguir el esquema de llegar del punto
A al punto B, entre medias la mayor parte esta alterada, o directamente
inventada, incluyendo escenarios y personajes. Algo que ya se sabía que sería
inevitable que ocurriera, el libro es una ligera novela de aventuras de apenas
trescientas páginas, que para la gran pantalla se van a usar tres entregas de
larga duración cada una.
Y esto tiene que ser así,
porque su director, el señor
Peter Jackson está empeñado en cambiar el espíritu
de la historia, buscando sustituir el espíritu aventurero, por una visión
épica, con lo que consigue una película pretenciosa y confusa, con piezas que
no consiguen encajar por completo. Obviamente esa búsqueda de diálogos
profundos, personajes majestuosos y peligros que pueden acabar con el mundo
entero, son algo necesario para hacerlo más atractivo para el gran público, al
que viniendo de ver una titánica obra como
El señor de los anillos, un pequeño
cuento les podría saber a poco. Puede que sea cierto, y que de no ser así la
recaudación en taquilla podría haberse visto gravemente afectada, pero desde
luego que habría salido un producto más redondo en cuanto a calidad se refiere,
pero como el que manda en estas superproducciones es el dinero, nos quedamos
sin una adaptación de la obra original como tal.

Dejando de lado las comparaciones literarias, ya nos toca
hablar de aspectos más positivos, y es que a pesar de todo, la película a pesar
de sus más de dos horas y media de duración, es tremendamente entretenida,
bastante más que su precursora, y con un pasaje final simplemente espectacular.
Se consigue sobre todo gracias al potente poder visual que Jackson demuestra
saber dar, una vez más a la
Tierra Media, tanto por los paisajes naturales,
como los efectos generados por ordenador que son impecables, mención aparte
para
Smaug, nunca un dragón ha lucido tan bien en pantalla.

En conclusión, una entrega que cinematográficamente hablando
funciona como puro entretenimiento, aunque intente aspirar a más de lo que es,
como adaptación en cambio, roza la mediocridad, y después de su abrupto final
solo queda una duda al respecto, las dos entregas estrenadas prácticamente han
cubierto todos los hechos del libro ¿Que es lo que se han guardado bajo la
manga en la última parte de la que prácticamente no se sabe nada?
Puntuación:
7/10
Dedícate al ganchillo que esto no es lo tuyo.
ResponderEliminarLeo entristecido que valoras esta película con un 7 sobre 10, y no puedo más que reafirmar al anónimo que ha escrito lo del ganchillo.
ResponderEliminarEn primer lugar escribes, "[...] son algo necesario para hacerlo más atractivo para el gran público", ha estropeado la magia con la que gozaba El hobbit de J.R.R Tolkien en una burda obra saca cuartos, parece que si haces bien una película del mundo Tolkien y no es así.
Me encanta también la parte de: "[...] efectos generados por ordenador que son impecables", no hay más que ver el oro fundido que luce de un real que asusta...
Lo único que se puede sacar de aquí es que como pseudocinéfilo que eres no eres capaz de ver más que El señor de los Anillos, de la filmografía de Peter Jackson, cayendo en la desgracia de no hacer una crítica realista de esta película.
Película entretenida desde luego, notable no.
Andrés Gómez Ramos