Un
repaso por la Saga Rec
Tras
7 años, por fin, se ha completado una de las sagas más queridas en
nuestro país, la Saga Rec, dirigida por Jaume
Balagueró (Darkness, Frágiles,
Mientras duermes) y Paco Plaza
(El segundo nombre,
Romasanta: la caza de la bestia). A lo largo de
las cuatro películas hemos visto la evolución tanto de la historia
y los infectados como de los directores y actores.
Ángela
Vidal (Manuela Velasco), reportera de un programa nocturno,
acompaña a los bomberos en un día normal de trabajo. La jornada
laboral se complica un poco cuando aparece un virus que convierte a
los infectados en seres violentos, irracionales y con una fuerza
sobrehumana. El virus se extiende por todo el edificio, hasta que
descubrimos su origen, una niña (de varias décadas de edad) poseída
por un demonio desde hace años, Tristana Medeiros (Javier Botet).
Parte
del éxito de Rec reside en la forma en que fue rodada.
En 2007 el género metraje encontrado, en el que el cámara es un
protagonista más, era un elemento innovador (cuyo origen está en
Holocausto Caníbal (1980) de Ruggero Deodato).
La cámara principal era la de Pablo, el camarógrafo del programa,
aunque había otra, la de la niña “con anginas”, que estuvo
grabando todo el rato pero finalmente no se pudieron utilizar las
imágenes.
El
hecho de que no hubiera un guión de diálogos determinado y los
actores no supieran qué iba a pasar era su principal atractivo, y
convirtió a Rec en una película muy singular. Sólo
Paco y Jaume (y el cámara que tenía que obtener la
mejor toma posible) sabían lo que, en principio, tenía que pasar.
Cuando
se empezaba una toma la indicación más importante era que no se
paraba de grabar hasta que los directores lo dijeran, por eso era muy
importante que los actores tuvieran experiencia en la improvisación.
En ocasiones se les daba órdenes contradictorias a los actores, a un
grupo se les decía que iba a ocurrir una cosa y a otro se le decía
lo contrario, así obtenían reacciones más espontáneas. Incluso en
las escenas de riesgo (como la caída del bombero por el hueco de las
escaleras) se advertía solo a uno o dos actores para que se ocuparan
de evitar accidentes.
El
desconcierto de los actores llegaba hasta el punto de no saber si
habían sido contagiados, como le pasó a Manuela de camino al
ático. Ángela se pone a llorar y dice que le han mordido, es el
cámara quién le tiene que decir que está sana para poder continuar
la escena.
Rec
2 (2009) empieza en los últimos minutos de la primera, pero
desde el punto de vista de dos grupos: un equipo de los GEOs y un
cura (Jonathan Mellor); y de unos adolescente inconscientes
(valga la redundancia), un bombero y un vecino que se cuelan en el
edificio desde las alcantarillas.
La
película fue grabada con seis cámaras, todas subjetivas, la de
Rosso, las tres de los cascos de los GEOs, la cámara de mano de los
adolescentes y la de Pablo, que fue la principal en Rec.
En
este caso la forma de grabación, con cámara en mano no está tan
bien conseguido. Además de que su uso está más forzado, hay
demasiado movimiento y en ocasiones marea muchísimo. Las escenas de
los GEOs en acción están más cercanas de los videojuegos FPS
(disparo en primera persona) que de lo que estamos acostumbrados en
las películas.
En
Rec 2 ya hay un guión cerrado y los actores saben lo
que tienen que hacer. Es una continuación directa de Rec,
la historia es la misma, cuenta lo que ocurre en otro lugar al mismo
tiempo y lo que ocurre en el mismo lugar justo después de lo que ya
conocemos. Nos da más información que nos permite entender mejor
los sucesos. Conocemos al padre que ha ido a por los antibióticos de
la niña, el operativo real que se ha montado fuera. ¿Entenderíamos
las siguientes películas sin verlo? Probablemente sí, pero
seguramente no disfrutaríamos tanto de ellas.
En
Rec 3: Génesis (2012) salimos de la Rambla de
Barcelona para asistir a la boda de Clara y Koldo (Leticia Dolera
y Diego Martín). La celebración se se tuerce cuando al tío
de Koldo (veterinario del perro de la niña de las anginas) se le
queda corto el banquete y empieza a morder a los familiares. Entre
todo el caos los recién casados se separan y harán todo lo posible
por reencontrarse, como Clara dice este es su día y nada puede
estropearlo.
Meterse
en el papel de novia no le debió resultar difícil a Leticia,
pues no hacía mucho que se había casado con Paco. El
director le dio mucha libertad (con semejante actriz no hay mucho que
corregir) y le dejó que eligiera el traje como si fuera su propia
boda.
Clara
es de familia rica y Koldo de clase media, lo que queda perfectamente
reflejado tanto en los trajes como en la actitud de los personajes.
Según
pasaron los años y avanzó la saga el género metraje encontrado se
extendió, los directores entendieron que ya estaba suficientemente
explotado y decidieron volver al estilo tradicional de cámara
omnisciente.
La
transición se hace en la tercera película. Los primeros minutos son
grabados por las cámaras de los familiares de Koldo y Clara y Atún,
el encargado del vídeo profesional de la boda. Cuando llegan a un
lugar medio-seguro Atún defiende que la gente tiene derecho a saber
lo que pasa, lo ha grabado todo. Koldo contesta que qué gilipollez
es esa y se carga su cámara. La pantalla va a negro, aparece el
título y la siguiente imagen en la cámara rota en primer plano.
Esta transición es maravillosa, se burla de la esencia de las dos
primeras películas (no todos los directores serían capaces de
tomarse con este humor sus películas). Desde aquí la película está
grabada en modo omnisciente, utilizando los recursos habituales del
cine de terror que no podían usarse con cámara en primera persona.
No
pasa nada porque Ángela Vidal no aparezca en la película, pero la
Niña Medeiros es un personaje fundamental y la forma en
la que aparece está bien resuelta, como reflejo en los espejos de
los infectados, que también es muy simbólica, pues es uno de los
modos habituales de mostrar el mal en las películas.
La
banda sonora de esta película me parece absolutamente genial, cada
vez que escucho Eloise de Tino Casal en mi cabeza veo a
Clara partiendo a una tía por la mitad con la motosierra.
Volvemos
con la historia de Ángela en Rec 4: Apocalipsis
(2014), pero esta vez la acción se sitúa fuera del edificio, aunque
en un lugar igualmente claustrofóbico, un barco.
La
película empieza donde se quedó Rec 2, el equipo de
rescate inspecciona el edificio a la vez que pone los explosivos,
como siempre todo se complica, pero nuestra Ángela, por fin, es
rescatada. Para estudiar el virus e impedir que se propague, deciden
seguir con un protocolo de seguridad muy estricto y realizar la
cuarentena en alta mar. Si algo sale mal, el barco puede ser
destruido sin que la prensa y la ciudadanía esté al tanto.
La
última entrega se toma demasiado en serio y todo es demasiado
bonito, para mi gusto (y el de algún otro) le falta más humor, ese
humor negro que caracteriza la saga. Además hay varios
momentos tópicos y previsibles, pero con todo lo bueno que hay para
contar no merece la pena entrar en esto.
El
barco de la cuarentena en que el que se rodó Rec 4 es
un barco real, con sus cosas de barco viejo, sus pasillos estrechos,
sus esquinas punzantes, su óxido, su veneno para las ratas, etc. que
dificultaron el rodaje y provocaron algunos accidentes, por suerte,
nada grave.
Desde
casi el principio (ya se sabe que todo depende de la acogida del
público y las productoras) se sabía que se trataba de una
tetralogía y el compromiso de los actores, en especial de Manuela,
es tal que ha retrasado su embarazo y ha mantenido el mismo aspecto
(aunque hayan pasado 7 años) para estar al cien por cien con la
película. Por no hablar de lo mal que lo pasó grabando las últimas
escenas dentro del agua en el Mar Cantábrico en invierno.
Nic
(Ismael Fritschi), el fan número uno de Ángela, representa a
los fans de la saga en cierto modo. Es el personaje más simpático,
el único que se permite hacer bromas en la situación en la que se
encuentran.
Aunque
sepamos que es la película de cierre de la Saga Rec el final
abierto es un gran acierto. Todos los finales nos dejan con ganas de
más y eso es buena señal.
Lo
que no podemos perdonar es que la Niña Medeiros no aparezca nada más
que en un vídeo de la cámara de Pablo que, además, ya hemos visto
en las otras películas. Si Paco se las ingenió para que
estuviera en la boda, Jaume debería haber hecho un esfuerzo
por meterla en el barco, aunque fuera en un reflejo de los monitores
o los cristales.
Es
habitual que en las sagas más famosas de terror destaquen las
películas que tienen una posición par (Scream,
Destino final) o impar (Pesadilla en Elm
Street). En este caso la primera y la tercera están bastante
por encima de la cuarta y de la segunda (por ese orden).
A
lo largo de la Saga se hace referencia a otras películas de terror
como El Exorcista (un infectado/poseído suelta todo
tipo de obscenidades) o Braindead: tu madre se ha comido a mi
perro (el uso de la batidora por parte de Koldo o el motor de
barco por parte de Lucas y Nic del mismo modo que Lionel lo hace con
la cortacésped en la escena final).
Las
películas están en un diálogo continuo con el espectador. Ángela
habla directamente a cámara, a los espectadores de su programa y los
de la película, Atún nos cuenta cómo funciona una Steady-cam y nos
dice que con cámara al hombro es imposible ver los vídeos, el
taxista dice “menuda fiesta, eh” a Ángela y Nic, pero en
realidad nos lo dice a los espectadores, etc.
La
razón principal de la elección de la actriz protagonista, Manuela
Velasco, hoy nos parece mentira. Los directores querían a una
actriz que no estuviese considerada como “buena actriz” y que se
la conociera por presentar un programa malo. En ese momento el papel
era perfecto para Manuela, tanto que ganó un Goya.
Jaume
Balagueró y Paco Plaza ya habían trabajado juntos (OT: La película, habéis leído bien, Operación Triunfo) y se
nota la química que hay entre ellos, sin ella habría sido imposible
crear algo tan maravilloso como Rec.
Hasta los americanos quisieron su propia versión con las
Quarantines, en las que también participaron como
guionistas.
La
mejor decisión que tomaron fue la de continuar la misma historia y
no hacer la Saga infinita, no pasear el virus por toda Barcelona
o todo el planeta y contar diferentes historias que poco tienen que
ver ya con el foco de infección primario como ocurre habitualmente
en las grandes sagas de Hollywood. Al ser una misma historia,
consiguen no dejar cabos sueltos de una a otra película, todo queda
perfectamente atado.
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