ROCKY: BOXEO Y POLÍTICA
Hace ya bastantes años que por desgracia no hay gran afición pugilística en España. Pese a ser un deporte que cuenta con muchos más años a sus espaldas, los principios y mediados del siglo XX fueron los que marcaron la época dorada del box, con combates para la historia y nombres propios como: Sugar Ray Robinson, quien amargó a Jake LaMotta en varias ocasiones, Rocky Marciano, campeón de los pesos pesados que se retiró sin ser derrotado ni una sola vez, y que defendió el título hasta en seis ocasiones. Desde Cassius Clay, medaillista de oro en los juegos olímpicos de Roma en 1960, y que se renombró a Muhammad Ali al iniciarse al Islam, dejando combates tan bellos como el que disputó en Manila contra Joe Frazier en su tercer enfrentamiento. Es complicado rescatar el carisma de aquellos luchadores, ya que a día de hoy no parece haber ídolos fuertemente marcados, en especial para la juventud, o para personas que no conocen ni entienden un deporte como éste, y que lo catalogan de violento, e incluso inhumano, cuando en realidad, en su mayoría, junto con el Rugby, (que no American football), goza de una distinción y una nobleza que ya le gustaría a cualquer jugador de fútbol. La saga Rocky pertenece a aquella época de admiración a los grandes boxeadores. Poco después veríamos rostros tan conocidos como: Poli Díaz, a nivel nacional, Mike Tyson y más adelante: Manny Pacquiao o actualmente, Anthony Joshua, quien también fue derrotado por Andy Ruiz Jr, púgil californiano de ascendencia mexicana, en uno de los combates más apoteósicos que recuerdo en los últimos años.